Las multitudinarias protestas del pasado 11 de julio, que han dejado un muerto –a saber, de manera oficial–, varias heridos y cientos de desaparecidos, condujo al gobierno cubano a sus acostumbrados actos de “reafirmación revolucionaria”, en las plazas más importantes de todo el país.
En el malecón de La Habana, cercano a la embajada americana, reapareció hasta el mismísimo Raúl Castro junto a Miguel Díaz-Canel, al frente de las casi 100.000 personas que acudieron allí, lo que da una señal del efecto que causó el estallido social.
“En el apogeo de la mentira, circulan imágenes y noticias falsas. Ahora mismo, lo que el mundo está viendo de Cuba es una mentira: a un pueblo levantado contra su Gobierno y a un Gobierno que reprime a su pueblo”, dijo el presidente desde la tarima.
Díaz-Canl aseguró que en estos momentos las redes sociales están llenas de noticias e imágenes falsas, y dijo que todo responde a una manipulación perfectamente organizada. “Ninguna mentira se ha levantado por error. Todo está fríamente calculado”, dijo.
A su juicio, el objetivo era “alentar disturbios e inestabilidad en el país, aprovechando la crisis por la pandemia, el bloqueo recrudecido y las más de 240 medidas puestas por Trump contra Cuba. Llamaron a la violencia, al vandalismo y al sabotaje”.
Además, dijo que Twitter desatendió las legítimas denuncias de usuarios y medios de prensa en torno a esta “campaña en redes sociales”. La historia se pretende contar al revés, aseguró. “La interpretación malintencionada es que se convocó a una guerra civil”.
El también primer secretario del Partido Comunista de Cuba llamó a que “cesen las mentiras, las infamias y el odio. Cuba es profundamente alérgica al odio, y nunca será tierra de odio”.
El viernes, el mandatario se lanzó contra Washington acusándoles de haber “fracasado en su empeño de destruir a Cuba” pese a haber “malgastado miles de millones de dólares” para conseguirlo.
Por su parte, Biden, había llamado antes a Cuba como “Estado fallido” que reprimía a sus ciudadanos.