Inflación a la carta encontró el periódico Invasor, de la provincia de Ciego de Ávila, a través de un recorrido por algunos establecimientos estatales y privados, con precios alarmantes provocados por la implementación de la llevada y traída Tarea Ordenamiento con Marino Murillo a la cabeza.
«Una ración de arroz blanco en el restaurante Don Ávila, de Palmares, cuesta 70.00 pesos. Repito, 70.00 pesos y, ni aclarando su administrador que es de 240 gramos, el precio parece razonable», denuncia la periodista Katia Siberia en las páginas del periódico local.
Este arroz se vende en El Trópico. Aun si en Don Ávila lo compraran ahí, su conversión tampoco justificaría el precio de una ración, indica el medio de prensa.
La periodista tampoco concibe que el arroz sea el mismo cálculo del aguacate. «Una ración de 130 gramos cuesta 70.00 pesos. Si traducimos eso en peso, que fue lo que hizo Invasor, observamos que un aguacate mediano, de los que en la calle nos cuesta 25.00 pesos, a todo reventar, nos alcanza para tres raciones», reflexiona la reportera.
«O sea, en el carretón. 25.00 pesos, en el plato de Palmares 210.00; se multiplica más de ocho veces. ¿Y si decimos que ese aguacate vino de Tailandia y que ITH se gastó en importarlo…? No, eso no podemos ni suponerlo. No hay hipótesis surrealistas para la ensalada de Don Ávila o de La Fonda», explica.
Una naranja en el quiosco de La Roca, que pertenece a un restaurante que ahora es Unidad Empresarial de Base y que puede comprarle directamente a los productores, cuesta 7.00 pesos.
«Y si va hasta el mercado de Ortiz, donde ya se vende con un margen de ganancia, con 9.00 pesos, que es el precio de una libra, se come cinco. Fueron pesadas para Invasor y sacamos cuenta de bodeguero. En el mercado, la naranja sale a unos 2.00 pesos, en La Roca se la pelan y pagas 7.00. Cinco pesos de “valor agregado”. Sin dudas, se podría vivir de pelar naranjas… y bolsillos», esgrime el reporte de Invasor, publicado también el sitio Cubadebate.
Invasor también cuestiona los precios de la tienda La Americana, ubicada en el Bulevar de esa ciudad. Allí un juego de comedor de marabú tiene un valor de 23 430.00 pesos.
De acuerdo con el diario, parece estar confundiéndose inflación con especulación; «imponiendo altos precios para sostener, quizás, una plantilla inflada o la ineficiencia de una mala gestión».
Advierte, además, que podrían estarse generando utilidades que salen del estrago al bolsillo ajeno y no de la producción de nuevos bienes o de la prestación de servicios de calidad.
Aunque Marino Murillo avizoró que se sobrevendría una inflación, «la realidad ha sobrepasado por muuuuucho el cálculo inicial y aquí estamos, en noviembre, casi al punto del explote por ambos flancos, por el informal y por el formal», advierte el artículo.
Al Marino Murillo y compañeros que participaron en la tarea Ordenamiento hay que sancionarlos por abusar de éste pueblo que lo da todo por Cuba.