LO QUE HACE ÚNICO AL DOMINÓ CUBANO

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Ya sea en el leve invierno que nos roza cada diciembre o bajo el día más caluroso de agosto, si viajas a Cuba, podrás encontrar muchas personas disfrutando apasionadamente de un juego peculiar para los isleños: el dominó.

De Occidente a Oriente, los cubanos lo juegan a diario. El dominó está fuertemente arraigado en la Isla. Hay quienes conservan la misma pareja por los años de los años a la hora de emprender una partida.

En el dominó resulta fundamental la compenetración y conocer a su pareja de juego. Señas y códigos secretos, un toque por debajo de la mesa o simplemente una mirada permite a los jugadores comunicarse en aras de ganar la partida.

Quizás no muchos conozcan su supuesto origen en la China milenaria. Sin embargo, a las 10 de la mañana en plena esquina con algo saladito que “picar” y bebida, ¿qué importa quién y dónde se inventó el dominó? Lo esencial es saber jugar, hacer “pollona”, pasar al contrario tantas veces sea posible o tratar de que no nos levanten de la esa.

¡Qué decir de quienes están alrededor esperando poder entrar al juego! Se la pasan opinando, discutiendo, discrepando en relación con la jugada, forman también parte del dominó. Los protagonistas no solo son los que están sentados a la mesa.

Frases como Darles agua a las fichas, capicúa, pollona, jugar agachado, estar en la playa, botagordas, monja o pegarse, corren al viento en cada juego. La emoción de los jugadores se convierte en gritos de alegría, golpes en la mesa, choque de manos, abrazos o un buen trago para festejar la victoria.

En la zona Oriental, los cubaniches juegan con 7 fichas generalmente, del 0 al 6. En la Occidental, lo hacen con 10, del 0 al 9. Aunque en ambas, puedes observar y participar de las dos variantes.

Las cubanas también se destacan. No constituye un juego solo de hombres. Ellas se sientan a la mesa haciendo juagas maestras, poniendo fichas y calculando lo que los oponentes pueden llevar. Incluso superan a los hombres en muchas ocasiones.

El dominó sin dudas es el juego de mesa que apasiona a los antillanos. Tanto así que hasta Obama cuando visitó la Isla en marzo pasado, decidió aprender a jugar.

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Tomada de Panorama

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