Abdala y Soberana 02 forman parte de la intervención sanitaria realizada en el país en grupos y territorios de riesgo, un proceso que si bien representa un estadio superior, se enmarca en la estrategia de investigación y desarrollo de los candidatos vacunales cubanos, lo cual incluye también ensayos clínicos, estudios de intervención y vacunación de la población a partir del autorizo de uso de emergencia.
De acuerdo con Cubadebate, la realización de la intervención sanitaria debe contribuir a disminuir la cifra de enfermos y fallecidos y controlar la transmisión del virus, lo que posibilitará retornar a actividades económicas y sociales.
Aun así –aclara el medio estatal–muchas son las dudas que permanecen en la población a propósito del inicio de este proceso el pasado 10 de mayo.
Justamente un artículo de BBC Mundo dice que, “por motivos no esclarecidos, Cuba decidió no participar del mecanismo Covax (que busca llevar las vacunas aprobadas internacionalmente a naciones más pobres) ni negoció dosis con sus aliados políticos Rusia y China, lo que la ha llevado a ser uno de los últimos países de la región en comenzar a inocular a su población contra el covid-19”.
Pero, por el contrario, reconoce que ha sido el primero en América Latina en utilizar una dosis producida a nivel nacional contra el coronavirus.
La BBC alerta que ni Abdala ni Soberana 02 han recibido autorización de la OMS/OPS y, a diferencia de lo que suele suceder con otros proyectos de este tipo, “los científicos detrás de las plataformas de investigación para las vacunas solo han publicado un artículo en una revista especializada, que no fue revisado por pares”.
Para el medio británico, citando a un especialista de la OPS, que Cuba haya emprendido la llamada intervención sanitaria es una decisión soberana del gobierno de la isla. “La OPS no participa en esas acciones y solo recomienda utilizar vacunas cuando se hayan finalizado las tres fases de pruebas clínicas y las vacunas son aprobadas por una agencia reguladora o incluidas por la OMS en su listado para uso de emergencia».
En palabras del ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal Miranda, el Minsap dio luz verde a esta intervención en grupos y territorios de riesgo, de carácter temporal hasta el autorizo del Cecmed (la autoridad reguladora de medicamentos en Cuba) para el uso masivo, basada en principios éticos y la absoluta voluntariedad de los sujetos participantes.
Para la BBC, la isla caribeña desconoce haberse saltado fases en sus estudios clínicos y considera las vacunaciones masivas que han realizado en paralelo como intervenciones que ayudarán a entender mejor cómo funcionan las dosis y a reducir los contagios y muertes.
Andrea Carcelen, científica asistente en Salud Internacional en la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, advierte que utilizar una vacuna cuya eficacia se desconoce implica peligros que van más allá del propio país.
Carcelen dijo a la BBC que «otro riesgo con el SARs-CoV-2 es que ya hemos visto su capacidad para mutar. Si la vacuna utilizada genera una respuesta inmune débil, podrían surgir cepas más peligrosas (si el virus puede mutar y continuar propagándose)”.