El ‘Titan’, un pequeño sumergible con capacidad para cinco personas fletado por una compañía privada que organiza por unos 229.000 euros excursiones para ver los restos hundidos del ‘Titanic’, está desaparecido desde el domingo en aguas del Atlántico.
Los equipos de búsqueda y rescate están trabajando a contrarreloj para encontrar el submarino turístico desaparecido con cinco personas a bordo durante una inmersión en torno a los restos del Titanic. Según los guardacostas estadounidenses, el contacto con el sumergible “Titan” se perdió en la tarde del domingo tras una hora y 45 minutos de inmersión.
El comienzo de la inmersión estaba previsto para las 4.00 horas del domingo y contaba con dos horas de bajada y otras dos horas de subida, pero poco antes de cumplirse dos horas de la inmersión se perdió el contacto. El vehículo tiene «soporte vital» para 96 horas teniendo en cuenta al piloto y a los cuatro pasajeros.
El “Titan” está fabricado con “titanio y con fibra de carbono de filamento enrollado”, la nave de 6,7 metros de eslora pesa 10.432 kilogramos, el equivalente a seis coches de tamaño medio. Según OceanGate, la empresa que lo gestiona, es capaz de sumergirse a una profundidad de 4.000 metros “con un margen de seguridad amplio”. Para desplazarse emplea cuatro propulsores eléctricos y dispone de una serie de cámaras, luces y escáneres con los que explorar su entorno.
¿Qué puede haber fallado?
Es demasiado pronto para saber lo que ha ocurrido, pero los expertos barajan varias hipótesis: un fallo eléctrico, un problema con el sistema de comunicaciones del submarino o que se haya enredado entre los restos del Titanic.
A unos 3.800 metros de profundidad, el Titanic está rodeado por los restos de la tragedia marítima ocurrida hace más de un siglo. “Hay restos por todas partes, es peligroso”, ha dicho Frank Owen, oficial retirado de la Marina Real Australiana condecorado con la Medalla de la Orden de Austria y director de un proyecto de salvamento y rescate de submarinos.
Otra posibilidad es una fuga en el casco de presión. Según Alistair Greig, profesor de ingeniería marina en la University College London, el pronóstico para un escenario así no es bueno. “Si ha bajado hasta el lecho marino y no puede volver a subir por sus propios medios, las opciones son muy limitadas”, explica. “Aunque el sumergible pueda seguir intacto, si está más allá de la plataforma continental hay muy pocos buques capaces de llegar tan abajo, y desde luego ningun buzo”.