Para satisfacer las necesidades alimentarias de la población cubana, el país necesita producir mensualmente 150 mil toneladas de hortalizas, granos y frutales en un espacio aproximado de 30 mil hectáreas de sembrados.
Así lo dijo en Villa Clara el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa, de visita en esa provincia para pedirles a los agricultores que consoliden la soberania alimentaria en los municipios.
En Santa Clara, Valdés Mesa se reunió con los directivos del Gobierno y el Ministerio de Agricultura, para ponerse al tanto de la estrategia de desarrollo de los cultivos de granos, viandas y hortalizas en las áreas municipales en busca del autoabastecimiento local.
De acuerdo con el funcionario, hay que abastecer el mercado interno agrícola en cada comunidad, lograr mayores rendimientos por hectáreas y emplear semillas de alta calidad.
El 71 por ciento de la población de Cuba vive en zonas urbanas, lo cual hace más complejo el desarrollo agrícola municipal.
El pasado año, altos cargos del gobierno en la isla anunciaron la puesta en marcha de una nueva estrategia económica, basada en el Programa de Soberanía Alimentaria y Cultura Nutricional, que responde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijado por organismos internacionales.
En este sentido, se conoció sobre los per cápita y las políticas de distribución, en las que destacan alimentos como el pan, y otros, como el pescado.
El Ministerio de la Industria Alimentaria produce al año 2,5 millones de toneladas de alimentos, el 30 por ciento de ella destina a la canasta familiar normada, 25 por ciento a comercio y gastronomía, 20,5 por ciento a consumo social, 13 por ciento al turismo, 10 por ciento a cadenas de tiendas y 1,5 por ciento a exportaciones.
Solo en la producción de seis de los productos de la canasta básica (leche en polvo, pollo, trigo, harina, aceite y soya) el país gasta diariamente 1,6 millones de dólares.
Ahora, el país se debate entre la crisis sanitaria, los efectos del bloqueo que el gobierno denuncia diariamente y los desajustes traídos por la puesta en marcha del ordenamiento monetario.